sábado, 22 de septiembre de 2012

REQUIEM

Lo escribí hace un tiempo, es una  situación simbólica (con un trasfondo real: si no, ¿de dónde surgiría?)  Es necesario que me lo repita como si fuera un mantra:

Llueve incesantemente. Mientras, una mujer teje su propia vida. Entierra una traición inmerecida en un cementerio sin cruces ni luces de velas, sin rezos y sin palabras. Ella recuerda bien cuando se quedó sin sangre, o más bien el día en que se le congeló dentro del cuerpo. Enterrada junto a la traición, quedo también la confianza. Esa tumba está cubierta por una fina gasa blanca, para evitar que ahí crezca la hierba.

Cerca de ese cementario oscuro hay un camino incierto. Ella llegará allá, pues la esperan manos amigas que no van a lastimarla.