miércoles, 30 de octubre de 2013

A CUATRO PASOS DE TÍ


por Guillermo Samperio
I.
Quien quiera que seas: cuando cae la noche sales de tu aposento, donde todo lo sabes, de tu mansión cercana a la gran mar. Quien quiera que seas, con ojos cansados, liberas el esfuerzo, elevas, con lentitud, varias ramas con no pocas flores violetas, las yergues hacia el cielo, solas y rectas. Y tú has hecho el mundo: uno inmenso, como una palabra que madura en silencio y se va al cosmos. Y tu pensamiento lo comprende con ternura, tus ojos se apartan de él. Amo tu desnudez porque así, desnuda, me bebes con los poros, como hace el agua cuando entre sus paredes nos sumergimos. Tu desnudez derriba con su calor mis límites, me abre las puertas para que te adivine, me tomas de la mano como a infante extraviado, quien en ti deja quietas su edad y sus preguntas.
II.
Transeúnte, amar es percibir el propio espíritu a través del espíritu de la amada. Cuando ella se aleja de tu ánima es que has perdido la tuya. Está escrito: “Tengo un amigo, mi tristeza no tiene amigo.” Así, mis largos años solitarios en mi casa, intentando regresar a mí mismo y convertir mi tristeza en un yo más alto en la meditación nocturna.
III.
Vago horizonte, gestos mojados, tendido fantasma, nos invierte el lirio.
Otoño, celeste puro, exaltado, entre nubes de viento, aleteando.
Duerme el pueblo. ¿Es ello cierto bajo esta luz casi nevada de un jardín algodonoso que flota, se abre y se cierra sobre las calles solas en una fantasía tan infantil de pura? Grandes cisnes efímeros sobre un sueño de cal y follajes. Mi ensueño mira una figura celeste y terrena a una vez.
IV.
La noche pálida tiembla con una inquietud secreta. Tanto jazmín, no obstante, y azahares tantos, a tus pies. Alma de los tapiales y de mis veredas, ¿quizás? Allá, hacia el fervor plateado del río, ¿será otro tu sentimiento? Soledad de azucenas tienes, hacia el vapor celeste de las islas. Otra será la emoción de las quintas cercanas que descienden hacia el alba, a destiempo de las costas entre tu blancura tímida de flores. Más allá del jazmín, más allá del azahar, más allá de los tapiales viejos, más allá de las islas, más allá de las quintas, más allá de la luna de las arenas, que alumbró los juegos pobres; la noche pálida tiembla con una inquietud secreta en tu cuerpo, sobre el que recargo mi soledad y mi ardor. Alma mía, sobre el viento y la noche, mira, mira el bosque de velas que sostendrá esta, nuestra noche pura, en tanto encuentro tu humedad y la luna nos eleva hacia su centro.

viernes, 25 de octubre de 2013

¿SERÍA CIERTO?



(Escrito pra mí el 8 de noviembre de 2011)

Aunque te vayas y te alejes como la neblina
tú estás conmigo en todo momento:
cuando la tierra me envuelve
cuando el fuego incendia mi cuerpo
cuando la palabra sale de mi libro
cuando el aire me refresca
cuando la vista es un arte.

Entre suspiros de recuerdos idos
y viejas historias que no volverán,
que solo quedarán enraizadas;
tú, sólo tú, solamente tú, tú y tú
tú estarás conmigo en todo momento.

ASÍ ME SIENTO...

Foto: Kamil Vojnar

martes, 22 de octubre de 2013

RUDIGER

Para Rüdiger Safranski (seudónimo)


Anoche se lo dije: "Comencé a quererte; porque sí, por nada, fue como dormirme sobre una guitarra..." ¿Cafrune?,¿Zitarrosa?, ¿Yupanqui? En fin,  me salió como un grito y comencé a llorar: más por estar conmovida que por tristeza. Antes él ya me había dicho que me quería.

Otro hombre más joven que yo en mi vida. ¡Pero en este caso con más inteligencia y congruencia! Supe de su trashumancia y de su escepticismo hacia las parejas. Nuestra pasión ha persistido durante dos años y meses. La amistad quedará, eso sí. No nos estábamos despidiendo del erotismo y de lo hermoso que es estar juntos, pero hablamos de la finitud. Los abrazos fueron intensos por ambas partes. Dijo que ayer le ayudé a diluir su tristeza ante el mundo. Siempre que nos encontramos, miro su sonrisa al llegar...hoy no puedo olvidarlo y me queda su recuerdo.      

miércoles, 9 de octubre de 2013

REFUGIO


Para Rüdiger Safranski (seudónimo)

A veces me da la impresión que construiste una casita o cabaña de cariño adentro de mi corazón; indudablemente hay otras más (hasta los perros tienen una de acuerdo a su tamaño); imagino cómo es y cómo me cobija en la vida. Es sencilla y tiene colores; también una puerta y ventanas por donde pueden verse paisajes arbolados y más allá, el horizonte.
Imagino que yo también, en tí, tengo un lugar que me habita. Imagino y sueño despierta.

MI PASADO - SARCASMO



Anoche fui a la cantina con mis amigos. Después me quedé con ella. Era lo mejor, pues siempre me ha aceptado. Nunca ha tenido idea de quién soy realmente, pues le muestro la cara que me conviene.

Cuando me reúno con mis carnales me siento más hombre. ¡Qué importa si cuando llego trasnochado le digo las tonterías que me inspira el alcohol y me tambaleo! El amor de ella lo he puesto a prueba mil veces y ésta ha sido una más. Fue la intermediaria de una carta que le envié a otra mujer y ni se lo imaginó: le dije que eran unos DVD’s  de lucha libre. También quise que le enviara un regalito a una maestra del norte que me había dejado sin aliento; pero como no quiso, le puse cara de enojo (ya tendría tiempo para escribirle después un poema de amor a mi dama del desierto).   

En fin, nadie puede negar la gran persona que soy. 

Escribí lo anterior en una hoja de reuso,  pues  respeto a los árboles y a la naturaleza. Andaba la nota por ahí, metida en un cuaderno viejo. Lo bueno es que ya la rompí y está dentro del bote de la basura.

miércoles, 2 de octubre de 2013

LA OFICINA

Mi sensación es que lo bonito se volvió feo. Así, simplemente. Sobre todo en el trabajo. La libertad se volvió jaula. ¿Sirvió mi decisión? Es como si el absurdo se metiera a mis entrañas. En mis proyectos el sentido se  perdió: mucho relumbrón tecnólogico acompañado por contenidos pobres. El poco espacio de creatividad está a la venta porque es necesario. Esas se han vuelto las reglas del juego. ¿Quiero seguir en esta dinámica? No, pero no tengo opción.

La libertad, ¿dónde estará? En una bruma oscura y pegajosa que se llama "deber ser". 

Siento el atardecer y el día laboral termina. Pronto dejaré la oficina para ir a donde está lo mío. Tengo una esperanza que ni la menciono, para que no se desvanezca. Me voy.