sábado, 23 de septiembre de 2017

REPUDIO DE LA SOCIEDAD

Los sucesos evidencian la obsolescencia o agotamiento del sistema político vertical de gobierno, y apuntan a otro, horizontal, en el que la raquítica democracia no sólo se circunscriba a votar, sino a co-decidir, cogobernar,  al tiempo de analizar a fondo el modelo neoliberal.
Hoy, no es que los gobernantes no quieran ir a los lugares en los que la sociedad realiza solidariamente labores de rescate y ayuda, sino que no pueden porque la sociedad los repudia. 
El distanciamiento entre sociedad y gobierno es total.

22 de septiembre, 2017, del muro de Miguel Castillo Costa. FB

MEXICANA EN ALEMANIA

Sobre México, de una mexicana que vive en Alemania:
Anoche después de las noticias pusieron un especial de 15 minutos en la televisión alemana, (en uno de los canales gratuitos) que trataba del terremoto en México
El especial no era para informar de la catástrofe, sino para mostrar la extraordinaria solidaridad del pueblo mexicano, que en lugar de sentarse a llorar y a esperar la ayuda del gobierno se levanta las mangas de la camisa y sin que nadie les diga nada, se ponen a ayudar y trabajar ardua y voluntariamente para ayudar a su pueblo.
Lo mostraban como algo inexplicable y como un ejemplo a seguir
¡Me sentí tan orgullosa de ser mexicana!
Los mexicanos no nos sabemos rendir ante la tragedia y tratamos de seguir adelante a base de trabajo y esfuerzo!
¡Así es México 🇲🇽!
Me encanta mi gente, es lo mejor que tenemos como nación...(políticos aparte)



Fotos sin créditos

lunes, 28 de agosto de 2017

¡LLUEVE… LLUEVE !

¡Llueve! Llueve tercamente, como un diluvio interminable.
El pueblo está húmedo, triste, plomizo, solitario…

Es la temporada. A ratos, cuando la lluvia escampa, la gente sale de sus casas, y al paisaje desolado se agregan las manchas negras de los paraguas… Porque ya no se ven, no se usan, aquellas enormes hojas de apixi, ni los anchos sombreros de palma; tampoco las amplias capas o mangas de hule que protegían de la lluvia. Ahora todo es gris, color del imprescindible e impermeable nylon…
Por las noches la lluvia arrecia, como si vaciaran agua a cubetazos desde el cielo. Es frecuente que a la llovizna le acompañe la turbonada, con rayos y relámpagos que todo lo iluminan… y los truenos que turban y espantan… y hacen exclamar a las mamás y a las abuelas “el gran poder de Dios nos valga…”
Al amanecer siempre hay un momento de calma, le decimos “la escampada”. Entonces la lluvia cesa y es bonito asomarse a la calle y ver un momento el mundo como recién lavadito… y hay que aprovechar para ir al mandado. Pero eso es sólo un momento, porque enseguida vuelve a caer el capote gris y otra vez se establece el aguacero, monótono, desesperante, entristecedor…
Por veredas y calles el agua de lluvia se desliza estruendosa –“corre cantando”, le oí decir a un niño-; se desparrama sin cauce por las pavimentadas calles hasta desembocar en el lago… Las corrientes ya no saltan ni forman pequeñas cascadas… pues ya no hay empedrados, tampoco se forman aquellos charcos donde chapaleaban los chicos y se reunían multicolores mariposas…
¡Llueve! Y tal vez, por algún barrio, los niños rescaten del olvido un antiguo juego: surcar el mundo en barquitos de papel… y así romper la tristeza que provocan los días lluviosos .

Salvador Herrera Garcìa

ARMARIO



Dentro del armario habita un ser abominable. Su origen se remite al principio del tiempo, cuando todo estaba en tinieblas y el miedo era algo que aún no tenía nombre. Su forma es borrosa. Está hecho de penumbras y zozobra y lo alimenta la angustia más pura. Durante el día duerme, como si estuviese muerto, en un capullo invisible. Por las noches encuentra la razón de su existencia en los ojos aterrados de un niño.

Jorge P. Guillén 

viernes, 25 de agosto de 2017

NIÑA TARAHUMARA

"El despertar del águila"
                                                                     Martha García

ANTONIO


Me quedé atónita cuando me pidieron que recogiera tu diagnóstico médico. Dos veces aparece la palabra "Altzheimer" y una vez la palabra "progresivo". Días después vi este querido conjunto habitacional en el que vivo, inundado de lodo y aguas negras a causa de las fallas técnicas de drenaje que nuestras incompetentes autoridades no previeron. No fui de las personas afectadas, pero ver bajo la lluvia esa llanura de un metro de agua puerca, me dejaron pasmada. Algo así sentí cuando tuve en las manos ese certificado con tu diagnóstico. Fuiste mi esposo y el padre de mi hija y jamás dude que fueras un hombre bueno. Eras de mal carácter y difícil para mantener una relación amorosa, siempre muy racional. Hay páginas y páginas en Google sobre tus investigaciones en sociología de Centroamérica, terminaste tu doctorado y siempre fuiste brillante en tu materia. ¿Dónde está tu mente ahora?, ¿en una especie de limbo? Tú nos protegiste: lejana o cercanamente, a mi madre ya muerta, a mi hija y a mi. Ya no podrás cuidar a tu nieto, ni seguir con tu trabajo académico. Nunca te dejé de querer, ya no en el plano amoroso, sino como si fueras un pariente muy cercano. No sé si ésto lo escribo para que me duela menos o tal vez porque soy una necia que quisiera que todo se quedara aquí escrito y mañana me diera cuenta de que se trató de una pesadilla. La violencia que reina en este país no te tocó, pero tu cerebro dijo "hasta aquí". Mi hija me dejó encargadas las veintidós cajas de libros que tuvo que sacar con prisa de tu cubículo de la universidad. Ella tiene que estar fuerte para tramitar el Juicio de Interdicción. Antonio, mi querido Antonio, te vas...  



Dina y Antonio, en Washington

domingo, 7 de mayo de 2017

SENTIR MÁS QUE PENSAR

Esta reflexión la hizo Andrei Tarkovski (1932-1986), uno de mis directores de cine favoritos, con la cual estoy de acuerdo:
Tengo tendencia a relacionarme con el mundo en forma emocional, afectiva. Sentir más que pensar. Me relaciono más bien como un niño o como un animal, que como una persona adulta que reflexiona y saca conclusiones.
Los niños y los animales son inocentes. Los niños todavía son inocentes y los animales simplemente lo son. No pueden mentir, son sinceros por su naturaleza misma, por su esencia misma. Mientras que el hombre al ser capaz de elegir entre el bien y el mal, aprende gradualmente a mentir, porque considera que de esa forma la vida es más fácil. De esa manera obtiene ventajas personales por medio de la diplomacia , y después, directamente por la mentira.
Por eso me parece que los niños y los animales se encuentran mucho más cerca de la verdad, y es por eso que me gustan más.

viernes, 5 de mayo de 2017

FRASE/PIZARNIK

"Necesitas límites mentales. Necesitas no esperar. Necesitas no esperar nada de los demás. Necesitas no traficar con tu dolor. Necesitas orgullo y soledad. Necesitas orden. Necesitas poesía."

Alejandra Pizarnik

jueves, 4 de mayo de 2017

LA TERCERA DIMENSIÓN


Quién me creería
si dijera,
“ Me agarraron y me abrieron
del cráneo a la entrepierna,
y todavía estoy viva,
y me paseo complacida
con el sol y con toda
la generosidad del mundo.”
La sinceridad
no es tan simple:
una sinceridad simple
no es más que una mentira.
¿Acaso los árboles
no esconden el viento
entre sus hojas y murmuran?
La tercera dimensión
se esconde.
Si los obreros de la calle
parten las piedras,
las piedras son piedras:
a mí el amor
me partió en dos
y estoy viva para contar el cuento
– pero no
sinceramente:
las palabras
lo cambian.
Deja que sea–
aquí bajo el dulce sol
– una ficción, mientras yo
respiro, y cambio el paso.

Denise Levertov

martes, 18 de abril de 2017

MUJER MONTAÑA


Nací cerca del mar, una serpiente me trajo al mundo entre la arena. Me dio un nombre y me mandó a vivir. Conforme caminé por el sendero me encontré con la muerte varias veces y morí en pedazos y ya no me llamaba igual porque yo ya no era la misma.
Cambió mi cuerpo y mi voz, cambió mi mirada y mi corazón – a veces duro, a veces blando-
Y seguí caminando con mis diferentes nombres, con mis diferentes pasos. Fui mujer venado, mujer humo, mujer musgo, mujer cántaro. Y mi cabello creció y mis manos se hicieron más hábiles, tanto que pude tejer historias tanto con las gotas de lluvia como con los rayos del sol.
Aprendí a usar máscaras y a sentir culpas y remordimientos, y luego tuve que desaprender todo eso.
Recorrí desiertos y floté a la deriva no una vez, sino mil veces. Y en mis naufragios encontré fantasmas que lloraron conmigo. Y me perdí y me encontré para perderme de nuevo. Me aferré a cadáveres y me solté de ellos.
Dancé entre las lunas y dormí entre los soles. Fumé muertes y sembré vidas. Soñé luciérnagas y viví entre moscas. Me convertí en mujer águila y abrí mis alas.
Fui mujer de manos morenas y sonrisa mestiza. Me desangré hasta vaciarme para llenarme de nuevo y me llamaron vacía, y me llamaron repleta.
Me defendí del mundo y me hice coyote. Y mostré mis dientes y destacé con mis garras, después lamí mis heridas y aprendí de mis batallas. Me llamaron salvaje o me llamaron guerrera.
Corrí en cuatro patas hasta entender que no podía escapar de mi y me abracé con fuerza, y me perdoné por todo y por nada. Por la nada y para la nada.
Descuarticé la ilusión de la materia, prendí fuego a los recuerdos y me mirè al espejo:
Allí estaba yo, mujer niebla, mujer nube, mujer montaña observándose a si misma hacia dentro…

Paola Klug

viernes, 14 de abril de 2017

HOSPITAL GENERAL

Ya no escribo. Todo es insípido. A menos que escriba las historias que escucho de otras personas cuando espero mi turno, a veces de pie formando una fila, en el Hospital General de México. Nada grave, pero necesario. Muchas esperas, confusiones burocracias. Soy más frágil: son más años.

No hubo jubilación o pensión. El dinero apenas me alcanza. Me he valido de huéspedes en mi departamento. Incómodo: un solo baño. El último fue un chapucero.

Sólo estas noches tranquilas al lado de mis perros y mi gato. Saber que aún respiro. Me alegra una pequeña flor en mi camino. Me conmuevo ante la inocencia o ante una amabilidad, como aquella del joven en el metro, que hizo que llorara todo el camino hacia el hospital.

Ya no soy la que fui. Mi energía aminora y me da igual si este texto queda lindo o está escrito con letras negras predeterminadas.


martes, 4 de abril de 2017

DE JOSÉ EMILIO PACHECO

“Sábado, 8 de diciembre.

Hoy quemé tu carta. La única carta que me escribiste. Y yo he estado escribiendo (sin que tú lo sepas) día tras día. A veces con amor, a veces con desolación, a veces con rencor. Tu carta la conozco de memoria: catorce líneas, ochenta y ocho palabras, diecinueve comas, once puntos seguidos, diecisiete acentos ortográficos y ni una sola verdad.”