miércoles, 2 de octubre de 2013

LA OFICINA

Mi sensación es que lo bonito se volvió feo. Así, simplemente. Sobre todo en el trabajo. La libertad se volvió jaula. ¿Sirvió mi decisión? Es como si el absurdo se metiera a mis entrañas. En mis proyectos el sentido se  perdió: mucho relumbrón tecnólogico acompañado por contenidos pobres. El poco espacio de creatividad está a la venta porque es necesario. Esas se han vuelto las reglas del juego. ¿Quiero seguir en esta dinámica? No, pero no tengo opción.

La libertad, ¿dónde estará? En una bruma oscura y pegajosa que se llama "deber ser". 

Siento el atardecer y el día laboral termina. Pronto dejaré la oficina para ir a donde está lo mío. Tengo una esperanza que ni la menciono, para que no se desvanezca. Me voy.