jueves, 11 de julio de 2013

HOY

Hoy la lluvia no es como antes, con ese toque de romanticismo. Me acompaña y es tan satisfactorio escuchar el sonido de las gotas detrás de la ventana. Es una bendición para las plantas que quiero tanto. Sin embargo me duelen los huesos, realmente me duelen. Son los años vividos, más la humedad de la lluvia. 

Ya no me pinto el cabello, que aún es espeso y mis canas brillan. Al principio me miré al espejo con extrañeza, pero me reconocí como realmente soy. Es una cuestión más de congruencia en mi vida. Nunca oculté mi edad, la asumí siempre, sin mentiras. Sólo el dolor de huesos me molesta porque se contrapone con las exigencias del trabajo. Lo sigo expresando: casi siempre tengo paz, felicidad sólo a veces.