Escribí en Facebook lo siguiente porque alguien mencionó el romanticismo. Cuando lo revisé, me dí cuenta que en realidad eso siento y creo (¡qué bueno!) Lo escribí sin sentir pesar, de manera autómática. Al releerlo me doy cuenta que hice un traslado: de un eje, paso a otro. Estoy complacida porque me muevo hacia algo consistente, que es imposible que me decepcione:
Hace tiempo enterré el
romanticismo en un cementerio solitario: sin
velas ni rezos. Tal vez en un atardecer en que el viento tuvo la
generosidad de secar mis lágrimas. Mi único contacto con la emoción es
ante la naturaleza o cuando me conmueve la acción de un ser humano
verdaderamente bueno. De golpe lo arranqué de mi
diccionario.