martes, 29 de mayo de 2012

OPIO


Cuando ya no tuve nada que decir, me quedé callada, sin voz. Mi propio silencio me adormeció. ¿Cómo será estar en un fumadero de opio? ¿Qué tipo de letargo se vivirá? Mi padre me dijo que estuvo en uno y jamás le pregunté qué sintió. Bueno, en esa época era joven y preguntaba poco. Me quedé solamente con la sensación de su confianza y su libertad. Hoy quisiera platicar con él: hablaríamos de tantas cosas...

El calor también me adormece y ese sopor me da una especie de paz. Prefiero estar sin hablar, al menos durante hoy. Parece que no transcurre el tiempo. Imaginariamente me enrollo para descansar como las cochinillas, aunque ellas según sé lo hacen para protegerse.