
El amor no lo quiero ni lo espero, ni de él ni de nadie (lo he expresado mil veces). ¿Para qué desangrarme otra vez?
De él, me gustan nuestros encuentros furtivos y me da gusto que ninguno de los dos mencione la funesta y manoseada palabra amor. Vivimos vidas separadas y cuando estamos juntos nos expresamos uno al otro nuestra alegría simple y sencilla de vernos una vez más.