Foto: Gregory Colbert
Esta reflexión la hizo Andrei Tarkovski (1932-1986), uno de mis directores de cine favoritos, con la cual siempre he estado de acuerdo y me identifico porque odio que me mientan:
Tengo tendencia a relacionarme con el mundo en forma emocional, afectiva. Sentir más que pensar. Me relaciono más bien como un niño o como un animal, que como una persona adulta que reflexiona y saca conclusiones.
Los niños y los animales son inocentes. Los niños todavía son inocentes y los animales simplemente lo son. No pueden mentir, son sinceros por su naturaleza misma, por su esencia misma. Mientras que el hombre al ser capaz de elegir entre el bien y el mal, aprende gradualmente a mentir, porque considera que de esa forma la vida es más fácil. De esa manera obtiene ventajas personales por medio de la diplomacia y después, directamente por la mentira.
Por eso me parece que los niños y los animales se encuentran mucho más cerca de la verdad y es por eso que me gustan más.