miércoles, 29 de agosto de 2012

IMPERMANENCIA

Todo termina, todo cambia... Estamos en la impermanencia. Sin embargo, a algunos nos cuesta perder el arraigo. Creo, sin embargo, que hay situaciones contra las que nada podemos hacer, y otras en las que la transformación está en nuestras manos. En este último caso existe una responsabilidad personal de cómo queremos hacer la transición. En las relaciones amistosas y amorosas, por lo general hay un desfase y eso no sólo lo expreso yo, sino es el eje narrativo de mi novela favorita: El cuarteto de Alejandría de Laurence Durrell. Creo que siempre es preciso preguntarse las consecuencias que pueden provocar nuestros actos en las demás personas. Es cuestión de integridad personal.

Tal vez algunos tengamos una naturaleza de alimaña o de batracio como como en el caso de la fábula El escorpión y la rana*, pero creo firmemente que también tenemos la posibilidad de tomar decisiones y de ser responsables de éstas. Imposible situarnos en lo blanco o en lo negro: sino en la posibilidad de elección de los grises intermedios... La cuestión es tratar de saber a quiénes queremos conservar y cuidar como compañía en el camino que elegimos. 
 
*Fabula hindú del Panchatantara (Siglo XXX A.C.)