sábado, 23 de febrero de 2013

DUELO

DE UN LIBRO DE JORGE BUCAY:  ALGUNAS CITAS QUE ANOTÉ HACE AÑOS


- La toma de conciencia de lo ausente, el contacto con lo que ya no está, es lo que me permitirá luego la aceptación de la nueva realidad. 
- Cada pérdida ha hecho de nosotros lo que somos. Estas emociones, estas vivencias, estas palabras sentidas, son las responsables de nuestra forma de ser. Hace falta poder conectarse con el vacío interno...
-Un duelo es algo personal y siempre lo va a ser. Implica conectar a quien lo padece con el permiso de expresar sus emociones, cualesquiera que sean.
- El dolor ante la pérdida es una carencia que yo, por el momento, no hubiera querido que se fuera. Un "ya no más" impuesto que no depende de mi decisión ni de mi capacidad. El dolor del duelo es una renuncia forzada.
- Cada pérdida por pequeña que sea implica la necesidad de una elaboración que implica dolor y trabajo. 
- Me guste o no, voy a ser abandonado por cada persona, por cada cosa, por cada situación, por cada etapa, por cada idea; tarde o temprano, pero inevitablemente.
- Si uno quiere un seguro contra el sufrimiento, no amar podría ser la prima a pagar. No enredarse afectivamente con nada ni con nadie. Seguramente perderás la posibilidad de disfrutar porque no hay forma de hacerlo si estoy escapando obsesivamente del sufrimiento. Y la manera de no padecer "de más" es  amar sin quedarse pegado a lo que no está.
- La herramienta para no sufrir no debería ser el no compromiso, sino el desapego. Si mañana , esto que tanto placer te da se termina, sé capaz de dejarlo ir; pero mientras está, todo debe ser compromiso.
- No estoy  de acuerdo con la falta de compromiso. Creo que compromiso no quiere decir apego: quiere decir poner toda mi energía al servicio de lo que está sucediendo y también en función de separarme de lo que ya terminó. 
-Es mejor soltar las cosas a las que nos aferramos intensamente y quitarnos la creencia errónea de que tenerlas nos va salvará de la caída. 
- Aprender a valorar el recorrido a la luz de lo que sigue, después de haber llorado cada pérdida, después de haber elaborado el duelo de cada ausencia, después de habernos animado a soltar, es el duelo con uno mismo. Sin embargo, no hay pédida que no implique una ganancia, un crecimiento personal.
- Las pequeñas muertes cotidianas y los más tremendos episodios de muerte simbolizan, internamente, procesos de cambio. Vivir los cambios es animarnos a permitir que las cosas viejas ejen de ser para que den lugar a cosas nuevas. Elaborar un duelo es aprender a soltar lo anterior. Es mi responsabilidad, enriquecerme al despedirlas. 
- Al final del camino de las lágrimas,  se descubre: que las pérdidas y los duelos son imprescindibles para nuestro proceso de crecimiento peronal.