martes, 11 de marzo de 2014

AFIRMACIÓN

Sólo quiero decirte que me das alegría.
Que tus pensamientos me sirven para equilibrar mi corazón y serenarlo...
Que me gusta tu piel, tu persona y tu presencia.
Que eres intemporal y permaneces en mí como un sedimiento vivo en mi memoria (un recuerdo gozoso que se queda y me hace bien, que incluso me hace sanar, ¿lo crees?).

Te lo dije ayer y te lo repito hoy: no me importa cuándo llegues y cómo lo hagas. Lo que me importa es que llegues porque para mí ese lazo misterioso que nos une, nada lo rompe. 

(Hace tiempo hice un intento por dejarte ir. No pude y te llamé por teléfono. Sin saludarte, te dije: "No puedo olvidarte". Me contestaste: "Yo tampoco". Casi fue teatral lo sé, pero así quería que fuera).

Nuevamente en tí se repite la historia de la tremenda diferencia de edades, pero es distinto porque me enseñaste una forma de estar juntos que yo desconocía. Gracias mi querido R. Säfranski (seudónimo), aunque no te gusten los perros y no tengas la menor idea de que existe este blog.