domingo, 21 de junio de 2020

DEPRESIÓN


Estoy pasando desde hace meses, una de mis crisis más fuertes depresivas. No siento que esté saliendo de ella pero empiezo a abrirme un poco. Todo me duele tanto (no físicamente) del tremendo esfuerzo de aguantar en la superficie para respirar, que estoy agotada. 

Casi siempre he recurrido a la escritura, la poesía en concreto, para comunicar tanto sentimiento y ha sido un salvavidas. Pero ésta vez estoy bloqueada. Creo que me he bloqueado yo sola despreciando lo que hago y  sintiéndome culpable. No lo sé. 

Mi mente es un bunker ahora mismo, repitiéndome una y otra vez las mismas frases recurrentes. En cambio mi corazón continúa totalmente abierto a recibir flechas de todo lo malo que ocurre y me ocurre. Demasiado sentimiento para digerir...

¿Por qué? ¿por qué esta autodestrucción tan salvaje? ¿Qué he aprendido mal? ¿Qué he hecho de malo? He acudido a muchísimos profesionales de muchas cosas para hallar respuestas y me he sentido estafada, engañada o simplemente abandonada a mi suerte con unas pastillas que no me solucionan nada, NADA. Cuando estoy peor, aumentan, cuando estoy mejor rebajan, y así, y así, sintiendo claramente que no son ellas las que me hacen estar mejor. 

He caído en un lago profundo donde, sin querer, me ha atrapado un remolino subterráneo. Es lo suficientemente fuerte para no poder salir de ese sitio. Lo suficientemente suave para que emerja mi nariz y respire. No hay nadie alrededor para alcanzarme una rama, un salvavidas o una simple tabla. Y me estoy agotando, me estoy venciendo... 
Ana L. López