domingo, 29 de julio de 2012

P. soviética





Película: El Sacrificio”, de Andrei Tarkowsky, el mejor filme que cierra el siglo XX y no se sabe si
haya otro, en el XXI, que lo supere
por Guillermo Samperio
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Sacrificio narra, en principio, la historia de Alexander, un hombre al parecer agnóstico, escritor, conocedor del arte, exactor, que vive aislado en una casa de una solitaria isla sueca. El día de su cumpleaños se encuentra plantando un árbol con su hijo enfermo de la garganta y no habla; la fecha es 18 de junio de 1985. Lo visita un amigo suyo, Otto, el cartero un hombre recolector de historias extrañas, un tanto del “más allá”. Mientras la familia se reúne para celebrarlo (la esposa, al parecer la hija y un médico que llega con ellas), Alexander está afligido por la pérdida de espiritualidad que asola al mundo contemporáneo (estamos hablando de 1985, fecha de la película, aunque el guión lo tuvo Tarkosky quizá unos siete años). Sus temores demuestran estar fundados cuando, durante el día, llega la noticia de un imperioso conflicto nuclear: A partir de ese momento, Alexander está dispuesto a sacrificarse por toda la humanidad, prometiendo a Dios que abandonará sus bienes y renunciará a su propio hijo si concede otra oportunidad al mundo. El final definitivo e irreversible está cerca. Su peculiar amigo el cartero acaba convenciéndole de que una de sus criadas es una mujer con poderes extraordinarios y que tiene el poder de salvar al mundo mediante un último sacrificio: la unión sexual con ella.

La destrucción de la Tierra aterra a Alexander; ante el inminente fin todo parece perdido, no hay forma racional de detener lo que la razón y las ciencias provocaron. Él recurre a la oración e implora; en forma doliente reza “El padre nuestro” y otorga en sacrificio a su familia y a su adorado hijo (aquí nos remite al sacrificio de Abraham); pero no es suficiente y tiene que sacrificar su formación lógica-intelectual y creer en algo mucho más básico y tradicional. La unión con María salva a la humanidad. Después de esto, Alexander quema su casa en aparente locura y renuncia a su hijo como lo prometió.
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El sacrificio es una película sobre la ausencia de espiritualidad en nuestro mundo y la predominancia de las ciencias y la tecnología
En la cinta los personajes deambulan como conciencias extraviadas y obsesivas, lo notamos al ver que no hay planos cercanos a ellos, sino sólo en crisis, en un disturbio. La cámara se sitúa a distancia, las expresiones de ellos son lo que menos importan, es el momento lo que nos mantiene para ver el desenlace.
La historia del árbol seco que florece, con la cual inicia la película, los Japoneses lo llamarían ikebana; es importante porque nos remite a la humanidad sin espíritu y sólo florecerá cuando alguien con fe cambié. Y ese alguien, en rigor, sería el cambio de dirección que lleva la humanidad hasta nuestros días. En sí las religiones establecidas, como el catolicismo o el protestantismo, entre no pocas, forman parte del sistema de destrucción de la Tierra, son cómplices de la concentración de capital y de las construcciones monstruosas, de las que incluso los árabes, el Islam, son cómplices.
Los componentes principales del largometraje son, sin duda alguna, en primera instancia la Espiritualidad en diversas manifestaciones, principal ingrediente junto con la fe japonesa de la película:
-Vemos al Alexander recurrir a la oración.
-El Cartero el que trae “la buena nueva”, entre enviado y arcángel.
- Alexander sacrifica su formación lógica-intelectual inducido por Otto, el cartero y recolector de circunstancias paranormales llevando en su haber 284 experiencias. Quien convence a Alexander de hacer el amor con María, una de las dos sirvientas, aludiendo que ella es bruja. Este momento es sublime y se muestra una escena hermosísima: los cuerpos flotan, haciendo una alianza intelectual, religiosa y pagana *. Esta unión conducirá a una humanidad genuina, única como anhela Alexander y así poder salvarla. Aquí nos remite al nacimiento de Jesús en el nuevo surgimiento.
(citas bíblicas Juan 18:38, Mateo 6:9-13)
El silencio: en la cinta vemos un silencio prolongado en la mayoría de las escenas. El principal silencio es el de su hijo mudo, debido a una operación. Alexander está condenado a las palabras y por lo tanto a la angustia. Esto lo vemos claro en la plática con su hijo y se mete tan lleno en su pensar externando “que el mundo es inminente y que el hombre ha perdido su espiritualidad en pos de la razón y la civilización”. Pierde de vista en unos segundos a su pequeño; al darse cuenta se angustia, ya que su pensar existencialista lo cegó ante el silencio de su hijo quien es el único que lo escucha. El silencio reina en cada uno de los personajes.
El tiempo: no se define con nitidez en la cinta; las tomas son largas y duran mucho, hay planos fijos, los personajes utilizan monólogos que son extensos, el color en la fotografía (extraordinario) hace uso de tonos apagados, texturas muy marcadas y claroscuros. La mayor parte de la película se desarrolla en el exterior. Cada toma nos hipnotiza y hace que separemos el sueño, el momento y lo real. Pero la fotografía es la única que nos da el tiempo transcurrido de esas doce horas que tiene Alexander; la profundidad del campo captada por los movimientos suaves de la cámara nos provoca un estado de contemplación, pero a la misma vez un vacío. Y el tiempo es detenido hasta el momento del sacrificio. Como el nuevo amanecer y la cinta toma un color claro.
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Simbolismo: Desde el inicio de la película encontramos varios simbolismos: uno de ellos aparece en el comienzo y en varias escenas del largometraje: es el cuadro de “La adoración de los Reyes Magos” de Leonardo da Vinci. Durante los créditos, se mantiene la figura de un niño de pie cuya rostro es horrible; cuando están terminando los crédito sube la cámara y al fin vemos al “niño” bello, lo cual crea contraste entre ambos pequeños y el simbolismo podría apuntar a que de la “maldad” de los judíos y, por tanto, de los romanos advendrá una época de serenidad para la humanidad. Además, en torno de la adoración del niño dios, se está generando una batalla a caballo, en la que la cámara no se detiene, sino que sólo la registra. Sin embargo, casi terminando los créditos de inició, aparece la fronda de un árbol en realidad hermoso, además del cielo límpido y de inmediato se ve a Alexander al lado de su hijo pequeño plantando un árbol que no tiene raíces y el padre le dice al niño que si durante más 17 años se riega a diario a tal árbol en una hora exacta, el árbol echará raíces y vivirá, lo cual implicaría una disciplina.
En el inicio, parece una locura.
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La música importantísima a lo largo del filme: "Erbarmedichmein Gott" de Johann Sebastian Bach. “Señor ten piedad de mí” También escuchamos a Watazumido-Shusocon, su flauta de bambú japonesa y un canto tradicional sueco.
El nombre de María, la unión de ella y Alexander, el silencio, el orar y el creer de el que con su fe salva a la humanidad.
La escena de la quema de su casa él se pone kimono, muestra el yin y el yan y laborra todo pasado para que la familia tenga o tome una dirección de su vida, junto con víctor (su doctor) y sobre todo en su aparente locura también sacrifica a su hijo quien simboliza el estado más natural cercano de él.Ese fuego purificador que aparece al final arde toda su vida anterior, pero poco importa, pues el mundo vuelve a caminar y se ha salvado gracias a un solo hombre, que ahora, en consecuencia, debe cumplir la promesa hecha a Dios y renunciar a todo, incluso a su hijo.
El niño acurrucado en el árbol cerco (que representa a la humanidad marchita sin fe), mientras él representa el nuevo humanismo ya con el acto de fe al regar el árbol seco recupera su voz y las palabras de su progenitor salen de su boca infantil “ Y primero fue el verbo ¿por qué papá? La emoción emana y es en este momento que la cámara capta todos los símbolos y nos muestra los momentos únicos de la película: la copa del árbol, el agua, la humanidad y la naturaleza.El metraje empieza y acaba en un mismo espacio, junto al lago la cámara se desplaza hacia los lados vemos lo terrenal mientras en un segundo plano vemos lo espiritual: el árbol y se eleva.
El niño se convierte en adulto al asumir el papel del monje mencionado por su padre, invirtiendo los papeles en el que el niño se vuelve adulto. Por lo tamto el niño es el padre de su padre vuelto niño.
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La locura aparente de Alexander concluye con el sentir de que gracias a su sacrificio, el mundo tendrá espiritualidad y la esperanza de ver otro amanecer.
El sacrificio es una obra maestra que nos permite explorar la espiritualidad del alma. Es un momento alucinado, entre la vigilia y el sueño y sobre todo que nada parece real Cada personaje juega un papel importantísimo para comprender el sacrificio, todos los personajes tienen un rol importante de interpretación: hay desolación, añoranza y deseos de un cambio en cada uno.
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FICHA
Año de producción: 1986
País: Francia, Reino Unido, Suecia
Rodada en Gotland, Suecia,
Dirección: Andrei Tarkovsky
Intérpretes: Erland Josephson, Susan Fleetwood, Allan Edwall, GuòrúnGísladóttir, Sven Wollter, ValérieMairesse, FilippaFranzén
Guión: AndreiTarkovsky
Fotografía: Sven Nykvist
Duración: 149 min.

Ganó cuatro premios en el Festival de Cannes, algo que nunca había sucedido: el Gran Premio del Jurado, el Premio del Jurado Ecuménico, el premio FIPRESCI y un premio especial a la contribución artística para Sven Nykvist.
Suecia: Premio Escarabajo de Oro a la Mejor Película del Año (1986).
Valladolid: Espiga de Oro (ex aequo), junto un premio especial a Sven Nykvist por la mejor fotografía, XXXI Semana de Cine de Valladollid (1986).
Sacrificio es el único guión que Tarkovski escribió sin la colaboración de otro coguionista. El descubrimiento de la fe es el tema principal de la película. Fue su última película. Muere a la edad de 54 años de cáncer pulmonar el 29 de diciembre de 1986, en parís.
Se puede conseguir en Tepito y Anexas.

Guillermo Samperio R

* Las cursivas en color púrpura son mías.