domingo, 2 de enero de 2011

RECORRIDO POR LAS SEX SHOPS

Fue como entrar a un mundo alterno. En dos visitas me atreví a romper una coraza que traía durante años, como salitre. Tuve ganas de incursionar y curiosear; de comprar también, claro está. Fueron vacaciones peculiares, no cabe duda. Sentí una libertad infinita: una parte de mi se expandía. Se podrían hacer cuentos a partir de los juguetes (como los vendedores los llaman), de la lencería, de los disfraces, de las películas -como ellos dicen: "con historia y sin historia"- y de las interesantísimas cabinas en las que me informaron que puede uno entrar sólo o acompañado, con su "six", y que son también frecuentadas por swingers. Hubo varias anécdotas también, cómo la plática interesante de una pareja que estaban en una de las tiendas, que tienen diez años de casados, y que comenzaron a hablar abiertamente. Ella me recomendó unos polvos eróticos con sabores y también aceites; y me contó detalladamente que le regalaron un estuche lindo llamado Kama Sutra -como las prácticas hindués- y me detalló su contenido. Esa Plaza de las Sex Shops está enfrente de la Panadería La Ideal, en altos. Con anterioridad pasé por ahí varias veces y ni remotamente me imaginaba que hubiera ese universo en la parte de arriba. Fue todo un descubrimiento reavivó mi interés por el arte de la seducción y el placer.

Alejandra, mujer joven aún y bonita se encarga de una tienda y sus dos hijos muy jóvenes de otras más. No existen las mojigaterías, sólo la naturalidad y la amabilidad para informar acerca de todo lo que está a la venta, de una manera muy profesional. En toda la Plaza Sex Capital hay cerca de cuarenta tiendas.

Parece intrascendente, pero no. Esa visita fue un parteaguas más de los que recientemente ha habido en mi vida.